Cuando
nuestros chicos participaron en el mítico concurso de la tele CESTA Y PUNTOS, éste ya no se llamaba
así sino SUBASTA DE TRIUNFOS, pero
seguro que actualmente nadie se acuerda del segundo nombre.
Todo empezó en el curso 1972-73 cuando una chica llamada Antonia, que era aficionada a los
concursos de televisión, por enredar se le ocurrió escribir para participar.
Grande fue su sorpresa cuando recibió contestación aceptando su solicitud y
reclamándole que mandara los datos de filiación del equipo concursante. Con
mucho apuro, contactó con un amigo suyo para que le resolviera la papeleta ya
que ella no era estudiante y se veía incapaz de organizar un equipo para acudir
al concurso.
Ese chico era Juan Castro, estudiante de COU en el Instituto San Juan de la Cruz, y en poco tiempo tuvo que improvisar
un equipo pues no se quería perder la oportunidad de viajar gratis a Madrid ni
de conocer la magia de la televisión. Buscó entre sus amigos a gente que
destacara en los estudios y que fueran buenos deportistas. Del Instituto
reclutó a sus compañeros de COU Paco
Moreno y Juan Herrera, y por
otra parte a Pepe Arranz que había
hecho COU el año anterior y estaba preparando unas oposiciones. De la Escuela de Maestría fichó a Antonio Tallante, Pedro Rus y Alfonso Rojas. Como
había menores de edad, el equipo tenía que tener un tutor y eligieron como
tutor a Ramón Molina Navarrete. (Poeta, actor y autor de la famosa obra “Maranatha” sobre la vida de Jesús de Nazaret. Entonces era muy joven
y aún no había “explotado” como escritor). Después, cuando se fue a la mili, le
sustituyó Antonio Bueno, un profesor
del Instituto, para los últimos partidos. El equipo se formó y se inscribió con el nombre de “San Miguel”, el patrón de la ciudad.
Juan Castro
sería el capitán del equipo, Paco Moreno
atendería a las preguntas de Literatura e Historia, Juan Herrera las de Ciencias y la “prueba sorpresa” al final del
programa, mientras que las de cultura general y deportes serían atendidas por
el resto del equipo. Para la prueba artística saldría Pedro Rus, si era sobre dibujo o plástica, y Paco Moreno o Pepe Arranz
si era de redacción. El capitán era el encargado de filtrar y pujar por las
preguntas según intuyera si alguien del equipo las podría saber o no.
Cogieron un tren expreso que tardaba
casi toda la noche en llegar a Madrid. Allí fueron hospedados en el hotel Luis XV, en la calle Montera, frente al edificio de
Telefónica. De allí un autobús recogía a los equipos participantes y los
llevaba a Prado del Rey, donde
grababan el programa, que se emitía una o dos semanas después, cuando ellos
estaban ya de vuelta en Úbeda.
La confusa mecánica del programa
consistía en que el presentador, el mítico Antolín
García, lanzaba una pregunta a los capitanes de los tres equipos; éstos la
leían y pujaban o no por ella según la confianza que tuvieran en que algún
miembro de su equipo la pudiera saber. El capitán que ganaba la puja se la
dirigía al miembro de su equipo que consideraba más capacitado en función del
tema. Si acertaba ganaba todos los puntos pujados. Si fallaba pasaba al resto
del equipo pero ya valía la mitad. Si fallaban éstos pasaba al capitán valiendo
la cuarta parte de los puntos. Y si fallaba éste pasaba a los equipos
contrarios que quisieran contestarla.
En caso de que ningún equipo pujase
la pregunta quedaba con la puntuación mínima de salida y debía ser contestada
obligatoriamente por uno de los tres equipos elegido al azar, el equipo que
extrajera la bola negra de entre tres bolas (dos blancas y una negra). Hay que
destacar que Juan Castro era un
“experto” en inclinar el azar a favor del equipo, pues él siempre sacaba bola
blanca debido a que su sentido del tacto lo tenía muy desarrollado.
Como se ve, la responsabilidad del
capitán era fundamental en el desarrollo del juego; de su agilidad mental,
sagacidad y conocimiento de las aptitudes de los demás dependía el buen
funcionamiento del equipo.
Simultáneamente, el elegido para la
prueba artística se retiraba a realizar su trabajo, que luego sería evaluado
por un jurado, y que ya no participaba con el resto del equipo a lo largo del
programa. La puntuación era completada por pruebas deportivas que en cada
programa versaban sobre un deporte diferente (baloncesto, fútbol, tiro con
arco, billar…). La suma de la puntuación de todas las pruebas daba la
puntuación total del equipo en ese programa.
Los equipos participantes en cada partido
eran tres. El equipo “San Miguel” no
ganó el primer partido pero pasó a la segunda fase en la repesca de los
“mejores segundos” ya que tuvo una gran puntuación. En la siguiente fase
ganaron y así fueron llegando a la final junto con los equipos “Las panteras rosas” de Zaragoza y “Cisneros” de Madrid.
La final se hizo a tres partidos,
cada uno en la localidad de los equipos finalistas. El primero se celebró en
Úbeda, con el escenario situado en la fachada de la iglesia El Salvador, el 13
de Junio de 1973. El segundo en Zaragoza con el escenario delante de la
basílica del Pilar, y el tercero en los estudios de TVE en Prado del Rey.
Como es de suponer, el impacto de las
pruebas y la final en Úbeda fue brutal. Hay que tener en cuenta que en aquella
época, aunque TVE tuviera dos cadenas, a la provincia de Jaén sólo llegaba la
primera, por lo que la audiencia fue de un 100 %. Además era la primera vez que
la televisión, que tenía 17 años de existencia en España, grababa en Úbeda.
El primer partido se perdió y luego en
los otros dos fueron remontando hasta que el equipo “San Miguel” se hizo con el triunfo en el último momento del último
partido. Recibieron un suculento premio que consistió en 250.000 pesetas y un magnífico viaje
por Europa que les llevó a Londres,
Copenhague, Múnich, Venecia, Roma, Atenas y París entre el
23 de Julio y el 11 de Agosto de 1973.
Nos podemos imaginar lo que supuso a
estos chicos de alrededor de 18 años ese viaje. Ellos, que aspiraban a conocer
Madrid gratis gracias al concurso. Quedaron impresionados ante el contraste
brutal entre la España franquista y la liberal Europa, con revistas eróticas en
los kioscos.
A la vuelta de su fantástico viaje
fueron requeridos por TVE donde se les homenajeó y entrevistó. Y participaron
en un programa piloto de exhibición donde se mostraban las nuevas reglas del
concurso para la temporada siguiente.
También fueron homenajeados por el
Ayuntamiento de Úbeda en un acto en Diciembre de 1973 en el que fueron
nombrados “Ubetenses 73” junto con
otros ilustres ubetenses con un apoyo económico explícito de comercios e
instituciones de la ciudad. Este acto se celebró en el salón de actos de la
SAFA y a él no pudieron asistir algunos componentes del equipo porque estaban estudiando fuera y los exámenes no les permitieron viajar a Úbeda. En este
acto además de los discursos de los directores del Instituto, la Escuela de
Maestría y el Alcalde actuaron
los grupos de rock Droga y Menfis, y los grupos de flok Camino de Santiago y Nuestras Manos.
El año siguiente, curso 73-74, el
equipo campeón tenía derecho a participar de nuevo pero sólo Juan Herrera
cumplía el requisito de no superar los 18 años. Entonces con el mismo nombre se refundó el equipo con nuevos componentes
elegidos entre los mejores alumnos del Instituto San Juan de la Cruz: Gabriel Moya fue elegido como capitán, pero no pudo acudir y su puesto fue para José Luis Barella. Y Juan Pascuau, Nicolás de la
Torre, José Rodriguez (“Pepe el indio”) y el propio Juan Herrera como jugadores.
Aunque este segundo equipo estaba
formado por estudiantes destacados no tuvo la suerte de los campeones y
quedaron eliminados en cuartos de final. De este equipo destacó la
participación de “Pepe el indio” en
las pruebas artísticas, del que Antolín García bromeaba por su pelo y su
aspecto.