80-09.-BABACÚ

   Tras la disolución de Fracción Suicida, en el año 85 Antonio Aguilera y Jorge Chamorro “el sevillano” volvieron a quedarse solos en las sesiones musicales en la casa de la Redonda de Miradores. Retomaron la línea instrumental anterior a su asociación con Nono y Jou y rescataron antiguos temas, el instrumental de su grupo anterior llamado “La Marcha de la Fracción Suicida” y elaboraron nuevos temas sobre las líneas de teclado que Antonio había esbozado en Un grito desde Europa.

   Para poder desarrollar su nueva línea musical buscaron y probaron con varios músicos, se reencontraron con el bajista Antonio Sevilla que había quedado libre tras la disolución de Te con Limón. Probaron como guitarrista a Agustín Cabrera, de Anuncios Breves, pero Agustín picaba demasiado la guitarra, protagonizaba mucho el sonido y no se ajustaba al sonido etéreo que Antonio buscaba, tampoco Agustín podía comprometerse mucho con ellos y cambiar el sonido de su guitarra, porque Juan Pedro Vilches acababa de volver de la mili y toda su atención estaba en su nuevo grupo con sus antiguos compañeros.

   Por fin apareció Jaime  Palacín un guitarrista que se ajustaba más al sonido que buscaban y que aportaba a la composición de los nuevos temas. Entre la gente que acudía a las sesiones Antonio Pozas “El Panadero” se animaba a tocar percusiones en algunos temas y acabó incorporándose al grupo como percusionista, cosa que a priori ni se les hubiera ocurrido, la percusión le dio y toque salsero que se mezcló con el sonido etéreo quedando un resultado muy original.

    Para el nombre del grupo tuvieron en cuenta las condiciones de su nuevo sonido e inventaron una palabra que sonara tropical y liviana a la vez Babacú, parecida a babaçu una variedad de palmera, en portugués.

    En una entrevista que les hizo Pepe Yerpes en su programa Efectos Especiales de Rádio Úbeda, como preámbulo al concierto de la 2ª Semana Pop, se autocalificaron de música Ambient, lo que les conectaba con los nuevos sonidos que divulgaba Ramon Trecet en Diálogos de Radio 3 y que acabaron llamándose New Age en los años 90. Se tomaron tan en serio ese término que ni le ponían nombres a las canciones, las nombraban, como si fueran las pistas de la banda sonora de una película, Tema Funky, Tema Reggae, Tema Bossa y así sucesivamente.

   En la Semana Pop abrieron la programación. Para entonces tenían montados unos siete temas que tocaron en su integridad, unos 40 minutos, lo que les pareció suficiente, para un público que se suponía había acudido mayoritariamente a ver a Los Nikis y seguramente no entendería una música instrumental más adulta. Tuvieron el problema de que la mesa de mezclas se averió y tuvieron que tocar con la mesa de de los monitores, lo que les perjudicó más a ellos que a otros grupos, que tenían sonidos más toscos.

   Durante el concierto fueron molestados por un individuo del publico, que no estaba en sus cabales, como no había contratado ningún servicio de seguridad para el concierto, tuvo que ser el fornido Antonio Pozas el que empujara al tipo fuera del escenario.

   Fueron el grupo que acompañó a Mónica Doña en su relanzamiento musical, en conciertos y actuaciones en televisión, para este trabajo Antonio Aguilera pasaba a la mesa de mezclas porque de los teclados se encargaba Pilar Doña, hermana de Mónica. Y Jaime acompañaba solo con su guitarra a Mónica en las canciones más acústicas. 

   El grupo no pudo seguir más tiempo. Antonio Aguilera se fue a trabajar a Huelva. Y ya no volvió a hacer música con grupos de Úbeda solo en colaboraciones esporádicas en su faceta de  armonicista, para Mardita Passió o Guadalupe Plata. Jorge volvió a Sevilla y se le perdió la pista. Las obligaciones profesionales siempre acaban truncando las aventuras musicales.

 

    Escrito por: Cecilio Aguilera Nieto.